
Artículo 1°.- Declárase Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires al Café María Franco, sito en la Avenida Caseros 3699 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyos datos catastrales son: sección 38, manzana 219, parcela 012, por sus características históricas, arquitectónicas, artísticas y urbanísticas, en los términos de los incisos a) «Sitio Histórico», h) «Colecciones y objetos existentes» y j) «Expresiones y Manifestaciones Intangibles» del artículo 4º de la Ley 1227 (B.O. Nº 1850) …..
PROYECTO DE LEY
Café María Franco
Declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
por su valor simbólico e identitario en la Ciudad de Buenos Aires
Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires
Art. 3°.- Comuníquese
Sr Presidente
La Ciudad de Buenos Aires ha sido reconocida en el mundo por sus bares y confiterías. Para quienes vivimos en esta ciudad, es una invitación a la conversación amigable, al compartir un tiempo que se busca demorar a pesar del ajetreo y la velocidad que la vida actual imprime sobre nuestras vidas.
Cuando se sancionó la Ordenanza N° 48039, el viejo Concejo Deliberante pensó que era la herramienta adecuada para preservar lugares que “se vinculen de alguna manera con nuestra ciudad”, o “que por sí solos se han constituido en parte inseparable de la ciudad”, o sea un lugar antropológico que se opone al no lugar, concepto acuñado por Marc Augé quien hace un elogio de los cafés: “esos lugares donde escapamos de la soledad”. Es justamente en una obra llamada Elogio del café de París donde el notable antropólogo señala su gusto por esos reductos de reciente atmosfera confortable, de conversaciones improvisadas, de un tranquilo transcurrir del tiempo, como también la disposición espacial que, sin excluir a nadie, favorece la comunicación con los otros.
Son territorios cargados de historia y reminiscencias literarias, en nuestro caso, también de ecos de la vida tanguera en los que aún es posible detener el tiempo. Es que, en ellos, está presente “una dimensión nostálgica, estos espacios se prestan particularmente a la reflexión personal sobre el tiempo que pasa, al análisis de los propios sentimientos y de los propios recuerdos”.
Lamentablemente, la declaratoria de interés cultural no fue suficiente para evitar la pérdida de numerosos bienes culturales, motivo por el cual la Legislatura sancionó la Ley N° 1227 que es la ley marco de patrimonio cultural, la que, justamente en el art. 4°, al enumerar las categorías del patrimonio define la de “sitios o lugares Históricos” como aquellos vinculados con acontecimientos del pasado, de destacado valor histórico, antropológico, arquitectónico, urbanístico o social.
Con este proyecto se intenta dotar al Café María Franco de este reconocimiento, en virtud de su trayectoria, ya que abrió sus puertas a principios de la década del cuarenta, aunque muchos vecinos aseguran que tiene más de 100 años de vida. Lo que puede rastrearse es que, a fines de los cuarenta, el histórico bar fue adquirido por Francisco “Pancho” Gonzalez Otero y su esposa Dolores Cabadas, quienes junto a Vicente Gonzalez Otero lo rebautizaron como “La Dehesa”, denominación comercial que solo algunos memoriosos hoy recuerdan.
Con la nueva gestión y el empuje aportado por esta familia de inmigrantes españoles el bar se convirtió rápidamente en el lugar de encuentro de los vecinos de tres barrios, ya que la peculiaridad de Café María Franco se encuentra en el límite de Boedo, zona en la que deslindan Parque Patricios y Nueva Pompeya.
Respecto de las presencias notables que albergó se destacan: Julian Centeya, quien vivió en Av. Boedo y Chiclana a solo 100 mts del bar, Homero Manzi, Aníbal Troilo alias Pichuco, que puede verse en una fotografía sentado en una de las mesasentre muchos otros músicos y cantantes. Una visita inesperada fue la de Ginamaría Hidalgo, que realizo un improvisado recital a capela que revolucionó el barrio con su increíble voz.
El centenario bar fue también un lugar de reunión elegido por deportistas, un párrafo aparte fue el de Oscar Natalio “RINGO” Bonavena, quemero y vecino del barrio de Parque Patricios que pasaba horas compartiendo con su hermano y boxeadores de la talla de Horacio Acavallo y Nicolino Locche, “El Intocable”, el jockey Irineo Leguisamo y Jose Sanfilippo entre otros.
A principio de los ‘70 se incorporaron dos mesas de pool, una de las cuales aún se conserva en el establecimiento.
Con el fallecimiento de Francisco “Pancho” Gonzalez, la administración quedó a cargo de Dolores Cabadas, quien con su hija, Rosa Gonzalez Cabadas, mantuvieron el negocio hasta mediados de 1990, momento en que decidieron transferirlo. Entonces, se hizo cargo del comercio Rubén Pereira, quien lo denominó “Cafesua” y lo administró hasta mediados del 2018, fecha en que decidió cerrarlo. Es que, si bien en sus inicios trabajó muy bien recuperando parte del esplendor vivido en la década del 50, con el paso de los años, comenzó a convertirse en un típico cafetín, visitado solo por hombres y, en su gran mayoría, fumadores, lo que hizo que la clientela fuera mermando, hasta que el dueño debió bajar la persiana por falta de actividad.
Por eso, Rafael Franco dice:
Enterado de esta circunstancia, decidimos hacernos cargo del tradicional bar porteño con el fin de evitar la pérdida de un pedazo de historia de tres barrios porteños y preservar el “patrimonio cultural de la ciudad de Buenos Aires” por su continuidad en el tiempo, su arquitectura, su relación con la historia de la Ciudad y también por haber contribuido a sus logros culturales decidimos restaurarlo y reabrirlo. Me gusta definir al Sur de Boedo como un barrio que supo conservar sus rasgos históricos a pesar del paso del tiempo y del frenesí porteño, injustamente no es tan conocido por sus aportes artísticos, literarios o deportivos .
Pretendemos mantener vivo el recuerdo de esos músicos, artistas, poetas y deportista populares los que con su presencia iluminaron a este rincón del sur porteño.
Franco no se quedó en palabras sino que puso manos a la obra, con lo que:
1. procedió a cambiar totalmente la instalación eléctrica, de agua y la de gas;
2. procedió a destapar todos los caños pluviales;
3. se revisaron y desengrasaron las cámaras sépticas y sus conductos cloacales;
4. se reparón fisuras en el techo y en los balcones, se destaparon sus descargas;
5. se impermeabilizo el techo, y se repararon grietas en la mampostería;
6. pintura general de techos y paredes interiores y exteriores;
7. respetando la estructura original, se renovaron los baños de damas, hombres y discapacitados;
8. se modernizó la cocina para brindar un buen servicio;
9. se revisaron y rebobinaron dos de los tres antiguos ventiladores de techo;
10. se conecto el salón de venta con el salón de eventos artísticos;
11. se repararon las dos bombas de extracción de agua del sótano;
12. se está realizando un inventario total de antigüedades halladas en el sótano y uno de los altillos, donde se encontraron botellas, sifones, cajones, cajas, vajilla y cristalería y otros artículos que datan de los inicios del bar.
Por lo expouesto, solicito a mis pares que me acompañe en este proyecto..
Anexos
Anexo I Inventario
- Barra de madera
- Heladeras de roble
- Carpintería y aberturas de madera
- Puerta doble hoja de entrada al salón
- Ventanas de persiana
- Mesa de pool
- Canilla Cuello de Cisne, se la ve en las fotos más antigua a del Bar
- Caja Registradora Marca Nationala Cash Register Co. Modelo Imperial diseñada por el orfebre Tiffany. Año de Fabricación 1909.
- Edictos Policiales año 1950. Fueron encontrados en el Bar.
- Teléfono Marca Erickson, Original.
- Máquina de escribir Carro Largo Marca Underwood.
- Cajones de Cerveza Quilmes, de Madera año 1940.
- Calentador de Bronce a Kerosen
- Balanza de un plato y pesas an
- Latas de Yerba Salus año 1941 y 3 más del año 1938.
- Más de 300 botellas y sus esqueletos todas muy antiguas encontrados en el sótano del bar.
- Papeles y comprobantes de trámites municipales del año 1947 en Adelante
Anexo II Fotos







Anexo III
Notas de prensa
El establecimiento fue escenario de la filmación del video clip del tema “Flaca Huella”del grupo “Los Cafres”. Fue su autor Guillermo Bonetto, quien explicó que el tema trata de “un grito que señala lo banal y hueco que puede ser nuestro vivir diario, pasando por alto como autómatas los momentos fundamentales. El paso gigante sería percibir nuestra responsabilidad en cada decisión cotidiana para detenerse a captar los acontecimientos y sus detalles en toda su riqueza y transformar lo rutinario y aparentemente trivial en algo fresco, espontáneo y renovado”
Enlace al video: https://youtu.be/PmZXrfz-rJs
También se rodaron escenas de cuatro cortometrajes, el último durante el mes de octubre del 2018.
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Nos visito Carlos Cantini, que se define comogestor cultural, escritor, guionista. Actual dueño del Bar Notable “La Flor de Barracas” y realizó una hermosa nota que resalta la importancia del bar en nuestra zona:
05/10/2014
El Cafesuá
Siempre sostengo que Boedo es como Cusco. Resiste con firmeza al ingreso de franquicias y marcas globales. Boedo es un barrio atendido por sus propios dueños. (Y no exagero, porque con sólo cruzar la Av. La Plata y adentrarse en Caballito por Goyena comienzan a aparecer todas las marcas de cafés franquiciados de los últimos años). En este caso, voy a contarles de un café fronterizo hacia el sur, paredón y después. Un café boediano aunque paren “quemeros” de Huracán. Porque en esta parte de Buenos Aires, donde el barro se subleva, los límites se desdibujan y la triple frontera (Boedo, Parque Patricios y Pompeya) es un área mixta que recibe influencias de las tres barriadas. Allí, en la esquina de la Av. Caseros y Castro Barros se encuentra El Cafesuá.
El nombre parece extraído de un personaje de Alberto Olmedo, pero, en realidad, fue puesto cuando el Negro era todavía un niño en Rosario. El Cafesuá, noble representante de los cafés que apenas se notan, abrió a mediados de los ’40 y aún conserva sus aberturas originales. Las puertas de ingreso son de doble hoja y retiradas y se repiten por tres!!! Ventanas guillotina, piso granítico, barra revestida en madera y grifo de cisne completan la liturgia cafetera.
El Cafesuá fue y es famoso por sus sanguches de jamón crudo. Hubo un tiempo que las patas colgaban del techo. Hoy ya no, pero siguen siendo buscadas por parroquianos que se vienen desde lejos. Abre de lunes a sábados de 8 a 24. Viernes y sábados el horario se extiende a decisión de los jugadores de sus dos mesas de pool. El mejor horario para visitarlo es por las tardes noches cuando empiezan a caer los que vuelven del trabajo y las carambolas definen quién paga la cuenta. Ringo Bonavena lo frecuentó. Todavía lo hacen sus hermanos.
El Cafesuá forma parte de ese patrimonio de Buenos Aires aún sin “descubrir”. Está en Boedo, pero ese es un dato catastral. Le pertenece a la zona sur de la Ciudad. La que por fortuna se mantiene en gran parte inalterable. Como Cusco.
Avenida Caseros 3699, Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
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